Ayer estuve en La Fábrica de Huellas, un Cat Café en Valencia donde puedes tomarte algo rodeada de gatos. Hay que reservar cita para poder ir, y la verdad es que es algo que siempre me ha frenado porque yo voy fluyendo por la vida, pero reconozco que es mucho mejor tanto por los gatos como por las personas, así que seguro que vuelvo a ir, total, pude reservar por la mañana para ir por la tarde.
He estado dándole muchas vueltas a la fotografía últimamente. Reflexionando sobre lo que hace una foto diferente, sobre las tendencias, sobre lo que queremos con la fotografía porque… ¿queremos siempre fotos diferentes? ¿Por qué? ¿Para qué? Y aunque parezca una obviedad, yo quiero hacer fotos que me hagan feliz a mi, hoy, y que le puedan gustar a otras personas. Mañana seguro que hago las fotos de otra manera, seguro que mis aperturas de diafragma cambian, mis objetivos preferidos, mis composiciones y mi manera de editar. Así que sin más, fotografío como me apetece, sin preocuparme demasiado.
Lo más complejo a veces es encontrar tu sitio, porque para componer tienes que poder tener libertad de movimiento. Encuentro difícil hacer fotos con un 28mm en un espacio cerrado, es como que pierdo mucho el punto de atención, pero cuando me muevo al 55mm me pasa al contrario, que centro demasiado la atención.
Es divertido ver como cámbien las dinámicas con según qué lente, un 55mm te hace dar un paso para atrás, y un 28mm un paso hacia adelante.
Bueno aquí tienes algunas fotos de los gatetes de La Fábrica de Huellas que seguro que te apete más que leer mis desvaríos 😛






