Me la llevo

No puedes evitarlo. Te entiendo. En tu mente está devolverla quizá más tarde. Pero por el momento, la agarras fuerte bajo el brazo, llamas a tu perro y salís de allí pitando. Pones pies en polvorosa con la cámara bajo el abrigo, y piensas que estaría bien acordarte de todo lo que aprendiste en aquel curso de fotografía. Cruzas el callejón mientras decides qué hacer ahora. Pero lo has tenido claro en todo momento. Tienes que ir a ver a Lara. Así que pones rumbo a su librería.

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